Mareo, desmayo, lipotimia, vahído, soponcio…..
Un tercio de todos nosotros sufriremos, o ya lo hemos vivido, un síncope a lo largo de nuestra vida. Afortunadamente, el síncope reflejo es el más frecuente, seguido por el cardiovascular.
Por definición, no hay síncope sin pérdida de conciencia, determinada por una caída brusca de la presión arterial sistémica.
En ésta entrada me voy a centrar en el diagnóstico rápido para decidir si trasladamos al paciente al hospital o podemos estudiarlo en una consulta programada. Para ello, tras estabilizarle, es importante estratificar el riesgo:

Y, una vez determinado el riesgo, lo unimos a los datos de anamnesis, exploración y electrocardiograma… y ya lo tenemos resuelto:
