Temblor de manos y de la voz, taquicardia, sudoración e incluso mareo y pérdida de conciencia. Estos son algunos de los sígnos somáticos que describen la ansiedad anticipatoria frente a determinadas situaciones estresantes: hablar en público, examen de conducir, presentarse a una oposición…
En más de una ocasión algún paciente nos ha pedido «una pastilla para poder hacer el examen».
Durante el periodo de confinamiento por Covid19 hemos atendido muchas consultas por alteraciones del sueño: cambios de rutinas, falta de ejercicio físico, pensamientos y rumiaciones antes de dormir….
Por supuesto, lo primero que debemos aconsejar es una buena higiene del sueño:
En segundo lugar, para los más osados, podemos recurrir a la psicoterapia cognitivo-conductual:
Y para finalizar, menos mal que tenemos la siempre fiel «pastillita para dormir»:
Como apoyo tecnológico hay diferentes apps que permiten monitorizar la calidad del sueño:
1. Sleep time: Registre sus horas de sueño, y la APP le recomendará en qué momento irse a dormir según su hora de despertarse.
2. Sleep cylce: Un despertador inteligente que hace un seguimiento de los patrones de sueño y despierta al usuario cuando está atravesando una etapa de sueño ligero para no interrumpir su descanso.
3. Sleep ++: Emplea las capacidades de monitorizaqción del movimiento del Apple waths para medir duración y calidad del sueño.
4. PrimeNap: Además de monitorizar los patrones de sueño, tiene función despertador y ofrece música relajante para acostarse.
Existe una teoría biológica que pretende explicar el sustrato orgánico del pánico.
Según ésta teoría el “circuito del miedo” es un circuito neuronal que activa el cerebro en respuesta a cualquier peligro, sea real o no. Reconoce y recuerda amenazas. Por éste motivo, si ya ha existido un ataque de pánico en una situación concreta, una parte del sistema límbico se «encarga» de recordarlo y aparece la ansiedad anticipatoria.
Por suerte o por desgracia, me he convertido en una experta en éste tema.
Es difícil comprender ésta enfermedad, si nunca la has padecido.
Todos buscamos las causas: problemas en casa, con la pareja, en el trabajo, tipo de personalidad, la herencia, la vida…. y no existe una única causa ni, por supuesto, ningún culpable. Tampoco se cura con «echarle ganas». ¡Cuánto daño hace al que la sufre éste tipo de comentarios!.