En los últimos años nos bombardean cada vez más con un inagotable catálogo de productos probióticos que nos aseguran que son imprescindibles para acompañar a cualquier antibiótico, acabar con las infecciones urinarias recurrentes y con las vaginitis.
Y si no consiguen que los recomendemos en nuestras consultas, vuelven a atacar en la farmacia cuando el paciente va a recoger su antibiótico prescrito.
La evidencia que apoya el uso de los probióticos en las distintas patologías es contradictoria y de baja o muy
baja calidad, por lo que la fuerza de la recomendación es débil. Se basa en metaanálisis, revisiones sistemáticas o recomendaciones de grupos de trabajo y de asociaciones científicas que presentan limitaciones. Aún así hay situaciones en las que se podría considerar su uso.
Vamos a por ello:

Y a continuación un listado de algunas de las marcas comercializadas ordenado por cepas:

Susana

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