Como muchos de vosotros, me temo, he renunciado a esperar un milagro y que la demanda habitual en la consulta sea de 30 pacientes al día.
Todavía me quedan unos cuantos años de profesión, y a lo que no quiero renunciar es a la motivación que produce hacer bien las cosas, invertir tiempo en prevenir complicaciones, adelantarme en el diagnostico temprano, impedir la aparición de enfermedades realizando lo que viene siendo la esencia de la atención primaria y que tan barato resulta.
Tampoco me conformo a formar parte de la cada vez más larga lista de médicos quemados.
En fin, tras ésta reflexión, lo único que se me ocurre es analizar, pensar y poner en práctica todas las ideas posibles que se nos puedan ocurrir para poder confeccionar éste traje con tan poca tela.
Voy a comenzar yo con algo que a mí me ha resultado bastante útil, aunque a veces suponga invertir un poco de tiempo al principio:
Ya sé que estaréis pensando que no hay tiempo, pero es bastante rentable ir siempre por delante del paciente. La idea es que cuando entre en la consulta pocas veces nos sorprenda, y que seamos nosotros los que manejemos el tiempo.
Si alguien se anima a proponer ideas las iré dando forma y publicando. Valen todas.
Susana
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