Muchas veces no nos damos cuenta cuando prescribimos un medicamento a un paciente con grandes dificultades para tragar.
El cuidador se las ve y se las desea para que tome ese antibiótico en sobre imposible de administrar, la incertidumbre de no saber si al abrir la cápsula el fármaco ya no sirve, o el tener que acudir a diversos artilugios trituradores para conseguir que el pedazo torpedo de pastilla se convierta en polvo.
Pues bien, gracias a la valiosa aportación de una compañera de trabajo y sin embargo amiga, aquí va la chuleta que va a convertir la vida de nuestro paciente encamado/a y su cuidador/a más sencilla.